Partiendo de la base que no leí ni escuché ninguna entrevista del director hablando acerca de La la land me atrevería a decir que todo comenzó desde la idea de hacer un homenaje a los musicales de la Metro: habrá soñado las escenas, las habrá ideado, tuvo las imágenes en la mente y una vez que supo lo que quería armó una historia alrededor de todo aquello que proyectó para comenzar con su película.
La La Land es una película escrita y dirigida por Demian Chazelle (Whiplash) y protagonizada por Ryan Gosling y Emma Stone. Hasta acá podríamos hablar de tres tanques australianos. A mi me encantó Whiplash y Ryan y Emma me parecen muy buenos actuando. ¿Qué puede fallar? Creo que eso mismo me lo pude haber preguntado antes de ver la película y no encontré respuesta... en ese momento. Cuando terminé encontré lo que buscaba. ¡La historia!
¿De qué va? Sebastian y Mia se conocen. Se enamoran. Él sueña con ser un músico reconocido de jazz y ella una actriz famosa de Hollywood. Básicamente es eso. En el medio, te muestra la evolución de una pareja. No busquen mucho más. Mientras todo eso pasa homenajean los musicales. Ellos cantan, bailan y un poco nos enamoran a nosotros también.
SPOILER ALERT! Como bien dije, mientras la película trató de mostrarme el enamoramiento de dos personas y, en base a eso, hacer un homenaje a los musicales de la Metro estuvo todo bien. Vestuarios hermosos, fotografía bellisima, buenas actuaciones y la lista sigue. Ahora, cuando tuvieron que desarrollarme la historia de Sebastian y Mia para ponerle un sentido a todo eso, el guión quedó flojo de papeles.
Claramente, más que una historia de amor de dos personas, habla sobre el egoísmo del ser humano. Ellos lo que quieren es triunfar. Eso lo tienen más que claro, que se hayan cruzado en el camino es sólo un condimento para no mostrar a dos personas tratando de llegar a la misma meta pero viniendo desde diferentes ramas del arte. Había que unirlos. Tenían que conocerse.
Hay una escena puntual que me hizo sentir que lo que estaba viendo era una película sobrevalorada. Una historia más del montón a la que si le sacamos la música linda y todo lo que nombré anteriormente me queda una película de amor medio pelo. Hablo de la escena en la que Sebastian está tocando para una banda que lo lleva a lo que sería "el éxito", Pasan los días y Mia trata de comunicarse con él y no lo logra jamás. Hasta que una noche llega a su casa y se encuentra con él dándole la sorpresa de una cena de reencuentro. En ese momento ella le hace un planteo a lo Cris Morena acerca de los sueños y su reciente éxito que me dejó onda: "Come on! Siempre tenemos que ser las mujeres las que salimos con estas boludeces. Siempre algo nos rompe las pelotas. Siempre nosotras." Me molestó. Lo veo siempre, una y otra vez, se repite el esquema en cada "historia de amor" con la que me cruzo. No puede ser.
Si hablamos sobre una película que nos muestre el ciclo de una pareja te puedo nombrar Blue Valentine. Podes comparar las dos historias, si bien en la forma en que ellos se conocen y llevan a cabo la relación no tiene nada que ver con La La Land te están mostrando la etapa evolutiva de dos personas que deciden tener una relación. Blue Valentine es una película que de principio a fin cuadra perfecto con la historia. La La Land no. Porque me quieren mostrar algo que no termina de resolverse del todo y me ponen un moño a todo trapo para dejar contento al espectador. Salir del cine creyendo que es la historia de amor más linda que vi y veré en todo 2017 pero, ¿saben qué? La película no hizo más que vendernos espejitos de colores durante 128 minutos.
Pero con todo esto se llevo 14 nominaciones a los Oscar. Y estoy segurísima que no sólo quedará ahí sino que arrasará con los premios. Porque, al fin y al cabo, La La Land termina encantando a la mayoría de los espectadores. Espectadores a los que se los escucha ( o lee) decir que no paran de escuchar el OST de la película y qué lindo los bailes, y qué lindos ellos.
La La Land es como esos lugares donde vas a comer porque te llamó la atención la decoración hermosa y al final la comida es malísima.
