The Walking Dead se ha vuelto, para aquellos que venimos desde la primera hora, en esa serie que, así tambalee un poco no podemos dejar de ver.
Sinceramente no le tenía tanta fe a este primer episodio de la quinta temporada. Quinta temporada, ¿entienden? A veces me da la sensación que pasaron rápido y que todavía quedan demasiados cabos sueltos por lo que me lleva a pensar que terminaremos con una serie de diez temporadas, pero no. ¿Por qué? Porque sin dar más vuelta en esta primer capítulo ya llegamos a los caníbales.


No leí el comic, pero el temita de los caníbales lo vengo escuchando de quienes si lo leyeron desde el comienzo.
En el primer capítulo "No sanctuary" tuvimos de todo. Zombies, explosiones (con cañitas voladoras), peleas, corridas, señas entre Rick y Daryl, encuentros, llantos, más zombies, cortes de cuello, caos, de TODO. Creo que fue una verdadera sorpresa, ¿no? Si nos ponemos a pensar que la cuarta temporada pasó sin pena ni gloria. Desde mi punto de vista, honestamente desde escenas como la de Lori teniendo a Judith en la cárcel que espero algo magnífico que nunca llega, pero esta temporada me dio el indicio de que quizás si puede llegar a pasar.